El avión, que transportaba 180 pasajeros y una tripulación de nueve personas, aterrizó sin problemas en la pista donde esperaban cerca de una veintena de coches de bomberos y policías.
Agentes especiales subieron al Aribus e inspeccionaron su interior sin descubrir ningún artefacto explosivo, mientras los pasajeros eran trasladados en autobús a una terminal.
El superintendente de la Policía Peter O'Neil declaró a la prensa que el piloto del aparato tomó la decisión correcta porque “la seguridad es lo primero”, según la emisora de radio ABC.
El vuelo Mk943 de Air Mauritius se dirigía a Perth, capital del estado de Australia Occidental, y después las Islas Mauricio.
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