El popular dembow ha atravesado los límites del patio y las
esquinas para presentarse en los escenarios más importantes del país y el
extranjero, una muestra de ello fue la presentación de muchos de sus exponentes
en los premios Casandra.
Surge una inquietud, ¿Es el dembow música? De acuerdo al
merenguero Wilfrido Vargas el Dembow no es música y hasta resulta peligroso
para la salud. Estas declaraciones han generado todo una serie de opiniones
encontradas, en torno a este electrizante género urbano. Para el músico y
cantautor Giordano Morel, el dembow es música ya que combina sonido y tiempo:
“Es la música que representa al barrio, a la plebe. La jerga de su letra es la
viva realidad de los sectores empobrecido del país”, expresó Morel.
Según manifestó el autor de “Tonto corazón”, el género debe
evolucionar y sólo cuando logre hacerlo podrá ser del gusto y apreciación de
todos.
Para muchos, la pegada de este ritmo es un fenómeno pasajero
y tarde o temprano terminará por desaparecer.
Otros sostienen que ya el dembow está consolidado, que se
adueño del público dominicano y de Latinoamérica desde que sonó el primer tema.
Hay quienes espresan que el dembow no es sólo pista y sonido, es también un
baile que rompió los paradigmas establecidos.
Como los grandes género musicales el dembow ha comenzado a
expandirse, lo que era un fenómeno de Quisqueya ha llegado hasta el Lejano
Oriente. Habría que definir si esto se debe al fenómeno de la migración o a la
velocidad del ciberespacio, lo cierto es que ha llegado lejos.
Como el universo es creciente nuevas estrellas hay en el
firmamento. Los espacios que ayer le pertenecían al Caballo Mayor, a Wilfrido
Vargas, Fernandito Villalona o a La Coco Band hoy han sido llenados por nuevos
astros. El Lápiz, Vakeró, Los Pepes y Don Miguelo han venido a adueñarse de las
bocinas que ayer tocaban una música más rítmica pero menos estridente.
Basta salir a las calles para ver a los jóvenes bailando con
los pies, otros lo bailan diciendo que sí, mientras hay quienes se hacen los
locos para evitar un “teke teke”.
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