jueves, 5 de abril de 2012

El dembow, un género controversial


El popular dembow ha atravesado los límites del patio y las esquinas para presentarse en los escenarios más importantes del país y el extranjero, una muestra de ello fue la presentación de muchos de sus exponentes en los premios Casandra.

Surge una inquietud, ¿Es el dembow música? De acuerdo al merenguero Wilfrido Vargas el Dembow no es música y hasta resulta peligroso para la salud. Estas declaraciones han generado todo una serie de opiniones encontradas, en torno a este electrizante género urbano. Para el músico y cantautor Giordano Morel, el dembow es música ya que combina sonido y tiempo: “Es la música que representa al barrio, a la plebe. La jerga de su letra es la viva realidad de los sectores empobrecido del país”, expresó Morel.

Según manifestó el autor de “Tonto corazón”, el género debe evolucionar y sólo cuando logre hacerlo podrá ser del gusto y apreciación de todos.

Para muchos, la pegada de este ritmo es un fenómeno pasajero y tarde o temprano terminará por desaparecer.

Otros sostienen que ya el dembow está consolidado, que se adueño del público dominicano y de Latinoamérica desde que sonó el primer tema. Hay quienes espresan que el dembow no es sólo pista y sonido, es también un baile que rompió los paradigmas establecidos.

Como los grandes género musicales el dembow ha comenzado a expandirse, lo que era un fenómeno de Quisqueya ha llegado hasta el Lejano Oriente. Habría que definir si esto se debe al fenómeno de la migración o a la velocidad del ciberespacio, lo cierto es que ha llegado lejos.

Como el universo es creciente nuevas estrellas hay en el firmamento. Los espacios que ayer le pertenecían al Caballo Mayor, a Wilfrido Vargas, Fernandito Villalona o a La Coco Band hoy han sido llenados por nuevos astros. El Lápiz, Vakeró, Los Pepes y Don Miguelo han venido a adueñarse de las bocinas que ayer tocaban una música más rítmica pero menos estridente.

Basta salir a las calles para ver a los jóvenes bailando con los pies, otros lo bailan diciendo que sí, mientras hay quienes se hacen los locos para evitar un “teke teke”.

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