sábado, 14 de abril de 2012

¿Por qué algunos hombres se sienten atraídos por las embarazadas?

¿Fetiche o instinto de protección? Algunos hombres simplemente derrapan por una mujer que está a punto de tener un bebé (Getty Images).
Hace un par de años, cuando entrevisté a Annie Lennox, estaba enormemente embarazada, con nueve meses; algunas partes de mi cuerpo estaban hinchadas hasta ser irreconocibles, y otras se dirigían hacia direcciones a las que no se supone que deberían de dirigirse.
Mis senos se desplomaban hacia los lados, mi cara estaba toda hinchada; contaba una, dos... no, ¡tres! pliegues debajo de mis ojos. Y luego estaba mi 'pancita', una cúpula inmensa que hacía que Lennox, a mi lado, pareciera una espiga.
¿Jessica Simpson en la portada de Elle? No, nada parecido. Yo no era sexy.
Pero algo raro ocurrió horas después de ese encuentro con Lennox, mientras buscaba aguacates en una tienda. Un hombre, se acercó. Tenía 40 y tantos años, estaba bien afeitado, y vestía un traje gris impecable.
“¡Felicidades!”, dijo, radiante. “¿Cuántos meses tienes?”.
“Oh, mi parto es en tres semanas”, contesté.
“Debes estar emocionada”, dijo. No le dije que realmente no es emocionante necesitar una carretilla y tres fisicoculturistas para poder levantarte de la cama en la mañana.
“¿Es el primero?”.
"M hu".
Normalmente esa conversación terminaría en ese punto. Pero mi nuevo amigo, curioso, se negó a ceder. Tenía más preguntas. ¿Es niño o niña? ¿Te sientes bien?
Mi instinto me decía que había algo más, y cuando estás embarazada, tus instintos son muy ruidosos. Había algo detrás de su sonrisa encantadora, su persistencia, y la mirada de urgencia en sus ojos.
El tipo creía que yo era sexy.
¿Pero cómo podía pensar eso? Quiero decir, me veía como un hipopótamo. ¿Se sentía atraído por lo obvio de mi fertilidad? ¿Sentía algo por los pantalones de maternidad? ¿Cómo es posible que cuando estás embarazada eres capaz de atraer a chicos bien vestidos al azar en el pasillo de las frutas y los vegetales?
“Hay algo en estar embarazada que te da esta sensación de confianza estando cómoda en tu propia piel”, dice la educadora sexual Logan Levkoff. “La ida de tener que ejercitarse hasta que te pongas azul y estar delgada para caber en ropa pequeña, te hace pensar ‘este no es el momento’. Y existe algo sobre adueñarte de eso y de tu propio cuerpo… y la gente lo reconoce”.
Levkoff, quien escribió el libro How To Get Your Wife To Have Sex With You (Cómo hacer que tu esposa tenga sexo contigo), también señala que un apetito voraz por la comida, cuando estás comiendo por dos también se traduce a un apetito por otras cosas; la vida, en general, y por supuesto, el sexo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario