
Cuando Ralf el Schnauzer gigante hace sus rondas en el hospital, él está seguro de dar a los pacientes con una correa nueva de la vida.
Con su pelaje y la lengua de disquete, el perro se ha ganado unareputación de ser algo así como un hacedor de milagros desde que llegó del Real Hospital Infantil, en Melbourne, Australia.
El perro desinteresada camina los barrios y se ve en la de suspacientes jóvenes cada lunes. Incluso se encuentra con algunosdurante las sesiones agotadoras de la quimioterapia.


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